Mucho se ha hablado acerca de cuidar la tierra, desarrollo sustentable, entre otros temas parecidos. Pero solo entrando en una buena investigación nos podemos dar cuenta que no siempre devolvemos "el favor" a la naturaleza. Muchas veces recibimos de ella, pero no le damos nada a cambio y es ahí cuando creamos un impacto negativo hacia el ambiente.
Los impactos sobre el medio natural de las actividades económicas, las guerras y otras acciones humanas, potenciadas por el crecimiento demográfico y económico, efecto negativo. Suelen consistir en pérdida de biodiversidad, en forma de empobrecimiento de los ecosistemas, contracción de las áreas de distribución de las especies e incluso extinción de razas locales o especies enteras. La devastación de los ecosistemas produce la degradación o pérdida de lo que se llama sus servicios naturales.
También pueden producirse, aunque más raramente, efectos positivos para el medio natural. Por ejemplo las explotaciones de áridos y las canteras pueden dejar, al cesar su explotación, cubetas en las que se forman balsas, muy valiosas ecológicamente, que sirven de refugio provisional a las aves migratorias. La introducción en el medio rural de muchos países, como Italia, ESPAÑA, Francia, de Europa y Argentina, Chile o Bolivariana de Venezuela en latinoamérica en los años 60, como combustible doméstico, del gas embotellado supuso el abandono del carboneo (la producción de carbón vegetal a partir de leña) y un crecimiento inusitado de las masas forestales naturales, allí donde antes se dejaba crecer más que matorral.
Para concluir, diremos que es muy importante tener en cuenta que esta es la única tierra que existe en donde podemos vivir, que tenemos que cuidarla y salvarla de la extinción y que no debemos de hacer nuestras actividades sin pensar en el posible efecto negativo que éstas puedan ocasionar. Debemos comenzar a buscar alternativas confiables para lograr que el impacto en el ambiente sea positivo.
Por: Andrea González
e Ingrid Loera
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